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TWA-Model





Arquitectura Viva
111, sept. 2007, pp. 90-93

Otra Modernidad:

Eero Saarinen, en v’speras de su centenario

Antonio Rom‡n


 

La obra del arquitecto norteamericano Eero Saarinen (1910-1961) ha cobrado una vibrante actualidad. Profesional controvertido Ñfue acusado de eclŽctico y hasta de mal gustoÑ Saarinen obtuvo el reconocimiento de sus contempor‡neos y desde entonces est‡ considerado una de las grandes figuras de la arquitectura de la dŽcada de 1950. Perteneciente a la segunda generaci—n de arquitectos modernos, Eero Saarinen es autor de obras tan vigentes y diversas como son la terminal del aeropuerto Dulles para Washington DC (1958-62); la terminal TWA del aeropuerto JFK (1956-62) y el edificio CBS en Nueva York (1960-64); el complejo General Motors Technical Center cerca de Detroit (1948-56); los colleges Ezra Stiles y Morse de la Universidad de Yale (1958-62) y la serie de mobiliario Pedestal (1958). Con Žl se forjaron arquitectos que han marcado el pasado reciente, como son Kevin Roche, Cesar Pelli, Robert Venturi, Anthony Lumsden y Gunnar Birkerts. La gran calidad de su obra y la proyecci—n que viene adquiriendo en nuestros d’as est‡n situando a Eero Saarinen entre los grandes maestros del siglo XX.


ÀA quŽ se debe este creciente interŽs suscitado por Eero Saarinen? Ante todo creo que es importante destacar el actual clima general de revisi—n de la arquitectura norteamericana de las dŽcadas de 1950 y 1960. S—lo por citar algunos casos, recientemente se ha revisado la obra de los dise–adores Ray y Charles Eames, Žste frecuente colaborador de Saarinen, as’ como de un abanico de arquitectos que comprende desde Gordon Bunshaft e I.M. Pei, hasta John Lautner y Paul Rudolph.


En particular, la trayectoria profesional de Eero Saarinen, reconocida en 1962 por la medalla de oro p—stuma del American Institute of Architects, presenta unas especiales caracter’sticas. En primer lugar est‡ la herencia recibida de su padre, el arquitecto y urbanista finlandŽs Eliel Saarinen, un profesional moderno heterodoxo que emigra a Estados Unidos con su familia en 1923. Director de arquitectura y planeamiento en la Academia de arte Cranbrook, cerca de Detroit, Eliel Saarinen mantiene una posici—n de distancia respecto a otros maestros de la primera generaci—n. Influido por el racionalismo germ‡nico y representante del romanticismo nacional finlandŽs, Eliel Saarinen est‡ alejado de los maestros modernos ortodoxos como lo fueron Mies van der Rohe y Walter Gropius, quienes tambiŽn emigran a Estados Unidos algunos a–os despuŽs. Eero Saarinen, quien trabaja con su padre hasta la muerte de Žste en 1950, crece en el ambiente art’stico de Cranbrook y recibe esa influencia calificable de moderna heterodoxa.


Adem‡s, la formaci—n beauxartiana de Saarinen en la Universidad de Yale (1931-34) le distancia de otros arquitectos coet‡neos que fueron disc’pulos de aquellos primeros maestros modernos radicales y que, ajenos a aquella formaci—n, se educaron por ejemplo en el IIT de Chicago y en Harvard. As’, Eero Saarinen como parte de una segunda generaci—n, puede ver al primer movimiento moderno en perspectiva, de una manera parecida a c—mo nosotros, marcados por la condici—n postmoderna, podr’amos ver hoy a la arquitectura moderna. La obra de Saarinen viene unida al desarrollo postindustrial de postguerra en Estados Unidos y, con esas influencias ÐCranbrook, su padre Eliel y su educaci—n en YaleÐ, anticipar’a importantes aspectos de la condici—n del presente.


Proceso creativo

Tomemos por ejemplo la obra m‡s cŽlebre del arquitecto, la terminal TWA. Saarinen explora en ella el car‡cter del edificio, un aspecto asociado al efecto producido en el espectador que hab’a estado virtualmente olvidado por la arquitectura del Estilo Internacional. "Cuando abordo un problema de arquitectura, trato de pensar en el significado real del problema. QuŽ es lo esencial y c—mo la estructura total puede capturarlo", afirma Saarinen, quien, frente a la variedad de su obra, desarrolla alrededor de un concepto unitario cada proyecto. As’, el car‡cter de la terminal TWA viene unido al prop—sito del edificio y expresa, con el dinamismo de sus formas, la excitaci—n del vuelo en avi—n. El proceso creativo de Saarinen, "met—dico pero no cauto", recurre a maquetas de trabajo frente a una labor s—lo basada en los planos y, as’, anticipa procedimientos de bricolage hoy frecuentemente usados por los arquitectos.


Frente a la inspiraci—n funcionalista de la Carta de Atenas que impuls— Le Corbusier, Saarinen explora tambiŽn el modo de habitar. Como muestra tenemos sus colleges de la Universidad de Yale, unas residencias concebidas a partir de la agrupaci—n de habitaciones distintas que, prestando atenci—n al contexto neog—tico del campus, se desarrollan con una geometr’a org‡nica singular. Con un lenguaje contempor‡neo basado en la variedad, los espacios de los dos colleges favorecen el recogimiento de la vida acadŽmica mientras evocan a peque–as ciudadelas. Se puede decir que el esp’ritu de la Žpoca y esp’ritu del lugar se tratan en una relaci—n dialŽctica. De forma paralela dise–a la serie de mobiliario Pedestal que, sin olvidar el confort, se ha convertido en un s’mbolo de los modos de vida del siglo XX. Saarinen extiende su interŽs por el modo de habitar hasta el medio ambiente cuando, en 1959, anticipa las preocupaciones ecol—gicas de hoy en d’a: "El medio ambiente total es el problema real y, en cierto sentido, la nueva frontera de la arquitectura".


Eero Saarinen tambiŽn ha sido parangonado con los grandes ingenieros y constructores del momento, como lo fueron Pier Luigi Nervi, Riccardo Morandi y FŽlix Candela. La tŽcnica en la obra de Saarinen no es s—lo asociable al progreso, sino que, haciendo referencia a la technŽ cl‡sica, es tambiŽn consustancial a la vertiente art’stica. As’ lo reflejan la terminal del aeropuerto Dulles Ñampliado hace algunos a–os y, segœn el arquitecto, su mejor obraÑ y el Jefferson National Expansion Memorial. El arco de este conjunto conmemorativo, una catenaria invertida con estructura superficial de acero, gener— una gran polŽmica por su asociaci—n con el arco proyectado por Adalberto Libera para la exposici—n universal de Roma de 1942, auspiciada por Mussolini aunque no celebrada. Con su monumental presencia, la terminal y el arco son dos realizaciones tŽcnicas que se convierten, respectivamente, en un gran espacio significando el vuelo en avi—n, y en un s’mbolo, tras el r’o Mississippi, de la puerta de emigraci—n hacia el Oeste.


Como uno de los principales arquitectos de las grandes corporaciones norteamericanas, Saarinen prest— gran atenci—n a las necesidades de sus clientes. Propuso, por ejemplo, espacios de trabajo para General Motors, CBS e IBM en situaciones suburbanas y urbanas. El complejo General Motors Technical Center en las afueras de Detroit, un importante precursor de los actuales centros de investigaci—n y desarrollo, es pionero en la definici—n de los espacios integrados de oficinas. Los diferentes edificios del conjunto desarrollan la tipolog’a de edificio industrial iniciada por Albert Kahn y, contando con la contribuci—n de artistas como Alexander Calder, emplean de manera diferenciada el lenguaje de acero y vidrio de Mies van der Rohe. El resultado son unos amplios espacios en torno a un gran estanque Ñse habl— de un Versalles industrialÑ con unos edificios agrupados en secciones que favorecen un ambiente ideal de trabajo. Por su parte, el edificio CBS, emblema precisamente de una compa–’a de medios de comunicaci—n audiovisual tan propia de la sociedad de nuestros d’as, es una respuesta a la representatividad del edificio de oficinas en un medio densamente urbano. El edificio CBS contribuy— a la revisi—n de la ordenanza en 1961 y constituye el primer rascacielos exento de Manhattan. Su forma prism‡tica singular se alza modulada por una serie de pilares de fachada revestidos de granito negro, toda una alternativa al rascacielos mainstream de acero y vidrio.


Papel crucial

Finalmente, hay que destacar la gran importancia que Eero Saarinen dio a la necesidad de alcanzar la calidad en la pr‡ctica profesional. Frente al genio infalible de las vanguardias, admite la posibilidad de error y reivindica la necesidad de una reevaluaci—n continua de la pr‡ctica. Esta preocupaci—n no s—lo queda reflejada en la repetida reelaboraci—n de sus propios proyectos, sino tambiŽn en su influyente participaci—n como miembro de comisiones asesoras y jurados. Este es el caso del concurso de la Opera de Sydney en 1957, cuya participaci—n fue, segœn el historiador Sigfried Giedion, determinante a la hora de otorgar el primer premio al danŽs J¿rn Utzon. A pesar de la imposibilidad de saber quŽ ocurri— en la deliberaci—n, los documentos existentes apuntan a que Saarinen Ñquien entonces estaba trabajando en la terminal TWA y hab’a construido, adem‡s de la capilla, el auditorio Kresge en el MITÑ jug— un papel crucial en la historia de la arquitectura del siglo XX, abriendo nuevas v’as a la expresi—n estructural explorada en la tercera generaci—n.


La diversidad, una caracter’stica central en la obra de Saarinen, anticipa un valor tan respetado hoy en d’a como es el de la pluralidad. Si, adem‡s de en la obra, indagamos en la manera de hacer de Saarinen, esa pluralidad se revela como multiplicidad: la capacidad del arquitecto de responder a cada nuevo proyecto de forma singular y apropiada. Es una condici—n que constituye, de hecho, una de las cuestiones centrales en los arquitectos, en especial hoy en d’a (puede darse hasta en un solo proyecto): la unidad de la obra enfrentada y en relaci—n con lo mœltiple.


Modernidad y lo individual

La obra de Eero Saarinen no es muy extensa Ñreœne una treintena de proyectos construidosÑ, aunque abarca todo el ‡mbito del dise–o, desde el mobiliario hasta la planificaci—n de campus universitarios. Saarinen, para quien "la gran arquitectura es a la vez universal e individual", combina el progreso tŽcnico y la conciencia hist—rica, los aspectos pragm‡ticos de la pr‡ctica con otros propios de la existencia. Estas relaciones demuestran un entendimiento amplio del movimiento moderno que nace, a mi entender, de una posici—n profesional abierta y enraizada en la modernidad hist—rica. Frente a otras posturas que hoy calificar’amos de globalizadoras, la multiplicidad de la obra de Saarinen parece demostrar que otros desarrollos de la modernidad aœn eran posibles. Tras ello est‡ su bœsqueda profesional, comprensiva y esencialmente poŽtica, acompa–ada de una absoluta dedicaci—n e interrumpida por su prematura muerte en 1961. Ya hace cinco dŽcadas, Saarinen reprobaba una modernidad s—lo conforme con lo econ—mico ("La arquitectura se ha convertido demasiado en un negocio Ñun gran negocio"); mientras tanto, al igual que su obra, sus palabras m‡s sentidas pon’an en valor lo individual en arquitectura:


"Es en el individuo, en sus sensibilidades y entendimiento, donde reside todo nuestro Žxito o fracaso. ƒste debe reconocer que se trata de un nuevo tipo de civilizaci—n en el cual el artista se emplear‡ de una manera nueva y diferente. Las claras categor’as de los d’as pasados ya no son verdaderas. Su trabajo requiere una curiosa combinaci—n de intuici—n y 'coraza'. Debe ser sensible y adaptable a tendencias y necesidades; debe ser parte de y entender nuestra civilizaci—n. Al mismo tiempo, no es s—lo un mero espejo; es tambiŽn un co-creador y debe tener la fuerza y la urgencia de producir forma, no soluciones de compromiso."


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